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Origenes
El
Bedlington Terrier parece un cordero esquilado con su
distintivo manto grueso y algodonoso tieso y bien separado de
la piel.
Fue
durante cierto tiempo el favorito de los cazadores furtivos y
aún se le conoce como el perro de los gitanos. Se cree que el
Greyhound o Whippet formó parte entre sus ascendientes y
posiblemente también el Dandie Dinmont Terrier. Probablemente
surgió en Northumberland, Inglaterra, y el primero de su
tipo se cree que fue uno conocido como Old Flint, cuyo
dueño era Squire Trevelyan.
El perro, que crió por primera vez en 1182, se dice que
tuvo descendientes a los que se les pudo seguir su pista hasta
1873. Entonces se formó el
Bñttsh
Nennel Club, que hizo que los registros tuvieran más credibilidad.
Una estirpe de Terriers similares conocidos como Rothbury
Terriers, existió en el bosque de Rothbury en Northumberland
en el siglo XVIII. En 1820, Mt. J. Howe fue al pueblo de
Bedlington en ese condado con una hembra
Pitoebe,
que fue
regalada a Joseph Ainsley. Este la apareó con un macho
llamado Old Pipery
de ellos nació
Young Piper, que
fue el primero que llevó el nombre de Bedlington Terrier. Se
exhibió por primera vez en el Reino Unido alrededor de 1860 y
el British Bedlington
Tenier Club se
formó en 1875. Es moderadamente popular en EE.UU y Gran Bretaña.
Carácter
y cuidados
El
Bedlington es un Terrier auténtico; encantador, divertido,
y un terror cuando se provoca su mal humor. Es, no obstante,
fácil de adiestrar y normalmente adora a los niños. No
necesita mucho espacio, disfruta con un ejercicio medio y,
mientras que su manto necesita un arreglo regular, un buen
aseo cáda día usando un cepillo duro lo mantendrá,
normalmente, arreglado.
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