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Akita Inu |
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Orígenes
Esta raza tipicamente japonesa, con
raices en la historia de su país y modelada por su cultura.
Los orígenes datan de 3000 años atrás, cuando comienza a
aparecer en cuadros y pinturas, grabados, estatuillas y
otros documentos donde reproducen perros de típica figura
spitz con la que coincide hoy en día. Es la raza canina con
más difución internacionalmente de las originarias del
imperio del sol naciente. El sufijo INU que se hace acompañar
a su nombre Akita significa perro. La palabra Akita proviene
de la provincia de Akita, en una isla japonesa llamada
Honshu. Todas las razas de esta isla llevan ese sufijo
ejemplo: Tosa-Inu, Shiba-Inu, Kai-Inu, Hokkaido-Inu o
Kishu-Inu. Sus ancestros datan de cientos de años de
antiguedad pero la selección se inicio a fines del siglo
pasado y por eso se la considera cinológicamente hablando,
una raza moderna. Ya en la época de los emperadores
japoneses se habían encontrado figuras de Akitas hechas en
jade o arcilla y en ellas se destacaba el rabo enroscado
sobre el lomo, la forma triangular de las orejas, tan
características de esta familia, como así también la
expresión particular de los ojos con ese mirar profundo y
casi silvestre. Todo esto confirma la teoría que sostiene
que es una raza estrechamente emparentada ,en sus
principios, con las razas nórdicas (entre otras el Alaskan
Malamute, y Siberian Husky) aunque se ignora cómo fueron
introducidas en Japón con un clima tan
templado. Aquellos
primitivos perros aún no eran denominados Akitas, sino que
se los conocía por nombres cómo Odate-Inu (perro de la
providencia) ya que la mayoría provenían de la región de
Odate en la prefectura de Akita en el norte de la antes
mencionada isla de Honsu, Matagui-Inu perro de caza o Kura
-Inu perro de guerra. La
historia del Akita se remonta en las zonas montañosas, el
Matagui-Inu acompañaba y secundaba al hombre en la caza del
oso y jabalí. Fue seguramente a tan dignos contrincantes o
mejor aún al enfrentamiento con ellos, que el antepasado
Akita comenzó a desarrollar su inquebrantable resistencia
de temperamento cómo también la parte de destreza física
propia de una adaptación natural a el medio silvestre,
característica inhallable en otras razas domésticas.
Al pasar los años y los siglos el Akita dejó de ser
un perro de campesinos y cazadores montañeses (principios
de 1616-1868),fué así que se convirtió en uno de guardia
y pasó a ser exclusivo de la nobleza.
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El general Tsunayoshi
en la era de Edo impuso una ley que daba castigos a quienes
hirieran o matasen a un Akita. Además era considerado símbolo
de buena fortuna y prosperidad, fue vinculado a ceremonias
religiosas. En el año 1868 con el nuevo emperador Meiji, se
comenzó con las riñas de perros y en esa misma época se
produjo el libre acceso al país de inmigrantes, fue cuando
se comenzó a hacer cruzamientos indiscriminados con razas
de gran tamaño (los molosos) ya que buscaban dar más
fuerzas al perro que peleaba pero pocos años
más tarde se prohibieron esas luchas de perros y
comenzó a disminuir el cruce con otras razas. Llegando a
nuestros días mas
o menos a partir de 1915 se dictaron leyes a fin de
preservar la raza, el caso del perro Akita es el único
conocido a nivel mundial en el que el estado garantiza
asistencia, protección y una subvencional propietario que
no pudiera dar a su perro el tratamiento adecuado.Shiguei
Izumi fue un criador (1927) quién fundó una asociación
para la protección del Akita, además logró que fuera
declarada patrimonio cultural del Japón. En esa fundación
se elaboró el standar del Akita, procurándose liberarlo de
todas las extrañas influencias genéticas y también de
temperamento que había sufrido en los últimos tiempos.
La leyenda de Hochiko: un fiel
representante de la raza que pertenecía a un catedrático
de la universidad de Tokio. El profesor vivía cerca de la
estación de trenes de Shibuya y acompañado por Hochiko,
tomaba el tren todos los días para ir a la universidad,
luego de acompañarlo el perro volvía a la casa y luego al
atardecer ,cuando el profesor regresaba ,el perro iba
nuevamente a la estación a reencontrarse con su amo. Era
tal la percepción del tiempo que tenía Hochiko que le
permitía llegar a la estación al mismo tiempo que su dueño.
El 21 de Mayo de 1930 el profesor murió de un paro cardíaco
en la universidad. Como todos los días el fue a buscar a su
amo y al no encontrarlo se negó a dejar la estación.
Los empleados ferroviarios conmovidos por la
fidelidad, comenzaron a alimentarlo y cuidarlo.
El suceso se difundió por todo Japón y Hochiko se
convirtió en una celebridad a la cual personas de distintos
lugares acudían periódicamente a conocerlo. Pasaron 10 años
y el 7 de Marzo Hochiko fue hallado sin vida en el mismo
lugar donde siempre había esperado a su amo y amigo humano.
Una estatua de bronce memora la estación debido a la gran
proeza de fidelidad. Luego de la II guerra mundial, el Akita ingresó al Occidente, los
soldados estadounidenses que volvían de la campaña del Pacífico
trajeron consigo algunos ejemplares y rápidamente la raza
ganó popularidad. Hoy en día el Akita americano difiere
del japonés ya que en esa época los criadores japoneses
trabajaban en las características morfológicas mientras
que en EE.UU no se modificaba ningún rasgo que no
perteneciera a la raza (conservó las características de
los molosos). Hoy esta raza está dividida en GRAN PERRO
JAPONÉS (americano) y AKITA INU (japonés).
Carácter y cuidados
El
Akita, Lleno de fuerza y fácil de adiestrar, es un cazador
y cobrador versátil, y un guardián de primera clase.
Tiene buen temperamento para las exposiciones y ahora se
le tiene, en general, como animal de compañía. No
obstante, este perro lleno de energía y despierto no se
debería tener confinado. Puede ser formidable si se le
despiertan sus instintos de cazador y necesita una buena
salida, como por ejemplo clases de obediencia, para sus
indudables habilidades. También necesita un cepillado
diario y una cantidad de ejercicio razonable.
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