Rana del Somuncurá

Descripción:  Fue descubierta en 1968 y descripta para la ciencia un año más tarde por José M. Cei. Se trata del único representante del género Somuncuria. Este primitivo anfibio es considerada un sobreviviente del estado de transición evolutiva de la subfamilia Leptodactylinae (ranas criollas y afines) a partir de la subfarnília Telmatobiinae (ranitas patagónicas y cordilleranas). Se distingue fácilmente por la estructura del iris y por la brillante línea dorada que atraviesa el medio de su dorso. Las hembras miden entre treintay cuarenta y cuatro milímetros y son mas grandes que los machos (de veintiocho a treinta y cinco). Su piel es lisa en todo el cuerpo. El dorso, marrón oscuro con manchas negruzcas distribuidas irregolarmente; el vientre, rojizo-amarillento salpicado con manchas reticuladas. La cabeza resulta más larga que ancha, con el hocico redondeado. Los ojos, grandes, estárí ubicados dorsalrnente y tienen un diseño llamativo, con la pupila horizontal. La lengua es casi circular, libre posteriormente. El tímpano puede distinguirse y está cubierto por una delicado pliegue. Los antebrazos son delgados. Las patas traseras tienen dedos largos y su membrana interdigital está bien desarrollada para nadar. Los machos poseen callosidades nupciales de color gris claro. Los renacuajos también son oscuros: marrón-dorados dorsalmente y gris rojizos vennalinente. Tienen aletas cauda­les transparentes, con manchas amarronadas. Cuando ya cuentan con pequeñas patas traseras alcanzan entre cuarenta y cuarenta y cuatro rniltmetros de longitud y en plena metamorfosis llegan a medir de cuarenta y seis a cuarenta y nueve. La cabeza es más ancha que el cuerpo. El tamaño de las ranitas ya transformadas resulta menor: apenas dieciocho milímetros, dado que desaparece la "cola" o aletas caudales .

Dishibución geográfica: Endémica de la Argentina, su nombre científico fue tomado del único lugar del mundo donde habita: la aislada meseta del Somuncuñí, en la provincia de Río Negro. Hasta ahora sólo es conocida para el arroyo Valeheta, aguas arriba de la localidad de Clúpauquil, al nordeste de la meseta mencionada.

Población: Se desconoce el número, pero seguramente es reducido y en posible disminución. Juan C. Chébez, por ejemplo, menciona que en enero de 1985 era "muy común" en Utauquil, pero en febrero de 1990"muy escasa".

Biología: Tiene una vida completamente acuáfica Habita debajo de piedras o sumergida entre los musgos y algas flotantes de los manantiales termales. Se la encuentra en las localidades conocidas como El Rincón, El Ariete y Chipenquil, entre seiscientos y ochocientos metros sobre el nivel del mar. Este hábitat -las nacientes del arroyo Valcheta- es el mismo de la no menos singular mojarra desnuda (Gymnocl'articinus beggi). Li temperatura de las aguas resulta elevada y constante: veinte a veintidós grados, incluso durante el invierno cuando la nieve se acumula en el valle del Valeheta. Probablemente los fenómenos termales de la meseta se deban a una fase terminal de las antiguas actividades volcánicas en esta región basáltica Esto explica el continuo ciclo sexual del anfibio, cuyos testículos, de un enorme tamaño, cargados con espermatozoides maduros, sobre todo al finalizar el otoño. De acuerdo con los renacuajos halladas en las vertientes, se puede asumir que la reproducción y puesta de huevos ocurre entre octubre y comienzos de noviembre. Nunca se han visto en abril y mayo. Entre el l5 y el 20 de noviembre de 1969, el doctor Cei halló renacuajos en todos los estadios de desarrollo en el manantial El Rincón. Por lo general, se los encuentra solos, en el fondo de los cuerpos de agua donde se alimentan succionando la materia orgánica del limo sumergido (son omnívoros). Al menos en cautiverio la cópula de parejas ocurre mediante un abrazo del macho -llamado amplexus pélvico- que rodea a la hembra con sus brazos. los ejemplares examinados estaban infectados por pequeños invertebrados (Elydrocarina con Leptus), encapsulados debajo de su piel.

Problemas de conservación:

Siempre ha sido considerada una especie rara. Está seriamente amenazada y su situación es crítica. Sufre las siguientes presiones: a) las truchas arco iris y, en menor medida, las de arroyo, voraces peces del hemisferio norte introducidos en la región, han llegado a acceder hasta las cercanías de las nacientes del arroyo Valcheta y pre­dan renacuajos, particularmente en los pozones; su expansión e impacto sólo son limitados por los saltos que no pueden sortear; b) eliminación de la vegetación protectora de la orilla de los arroyos por el pastoreo y pisoteo de ganado ovino y caprino; c) contaminación por el volcado de residuos domésticos, efluentes cloacales (en Chipauquil) y sarnicidas para el ganado; y d) colecta ilegal por parte de coleccionistas.

Cría en Cautiverio: Se reproduce fácilmente y acepta gusanos y pequeños artrópodos para su ali­mentación.

Medidas de conservación tomadas: A partir de una propuesta de la FVSA, en 1990, laUICN cambió su status de Indeterminada a Vulnerable en la lista de especies amenazadas del mundo. Li Resolución 144183 de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación la colocó en la misma categoría, que también aceptan la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano y el Consejo Asesor Regional Patagónico de la Fauna Silvestre. Sin embargo, la FVSA juzga que se encuentra en peor situación, por lo que se la debería recategorizar como En Peligro y considerar una de las especies prioritarias para la conservación. los relevamientos que llevamos a cabo en su hábitat (el último en 1991), brindaron información para proteger la Meseta de Somuncurá y presentar propuestas para su manejo. En marzo de 1993, además, denunciamos ante autoridades provinciales un intento de captura ilegal por parte de coleccionistas. Dado que éstos pudieron evadir el control provincial, la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de la Nación actuó y logró decomisar dos ejemplares vivos en Buenos Aires.

Medidas de conservación propuestas: Aunque la Meseta del Somuncurá está protegida desde 1986 como parque provincial (Río Negro), aún carece de guardaparques, carteles, centro de visitantes y plan de manejo. Por otra parte, el hábitat de la rana no está incluido entre sus limites. Urge ampliar el área protegida o, al menos, clausurar los potreros adyacentes al Valcheta para evitar el acceso de ganado. También impedir nuevas introducciones de trechas y tomar medidas para su control o erradicación. Convendría obtener mayor información sobre su biología y conservación tal como vienen haciendo, con la mojarra desnuda, la Universidad Nacional del Comahue y la Subsecretaría de Recursos Naturales de Rio Negro. Quizás fulera útil brindar información a las comunidades más cercanas y capacitar al personal del destacamento policial de Chipauquil para mejorar la custodia del lugar.

Extractado de revista F.V.S.A.      

    

 

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